Archivos del mes: 14 May 2016

I. Introducción
En la fase preinicial, especialmente en los primeros cuatro días
posnacimiento del pollito BB, no solo es suficiente una fórmula
“precisa” que satisfaga los nutrientes requeridos ni la gestión en
su alimentación, el programa de alimentación en esta fase debe
asegurar que otras características de la dieta y agua estén acorde a las
exigencias fisiológicas del sistema gastrointestinal, para contribuir a
una digestión y absorción efectiva; y por ende, maximizar la respuesta
productiva en estos primeros días (nutrición neonatal) como base
del rendimiento posterior. La mejora de las condiciones (tiempo de
residencia, digesta física y condiciones químicas) en el tracto digestivo
para optimizar la degradación de sustratos por las enzimas endógenas
o exógenas, sería una parte fundamental de la optimización de la
digestibilidad de la dieta (Angel y Sorbara, 2014). Para optimizar la
digestibilidad de los nutrientes debemos entender el efecto de las
características de la dieta (Svihus et al., 2011). La modificación del pH
intestinal en los diferentes segmentos del Sistema Gastro Intestinal
(SGI) a través del uso de ácidos (Rynsburger, 2009; Quansah et al.,
2010), puede ayudar potencialmente a mejorar la digestibilidad de
los nutrientes a través de proporcionar un ambiente químico que está
más cerca a lo que optimiza la actividad de las enzimas endógenas
y exógenas.
El pH en los diferentes segmentos del SGI generalmente es ácido. Angel
et al. (2010) evaluaron pollitos a los cinco días de edad, encontrando
que el pH del buche, molleja, proventrículo, duodeno, yeyuno e íleon
fue de 5.32, 2.37, 2.14, 5.99, 6.07, y 7.12, respectivamente; con una
desviación estándar de 0.54, 0.92, 0.24, 0.28, 0.14, 0.12, indicando
una alta variabilidad entre aves. Después de cinco días de edad, el pH
disminuyó (P <0.05) principalmente en el proventrículo y la molleja
(pH a los 14 días de edad fue de 1.15 y 1.90 en el proventrículo y la
molleja, respectivamente). Mantener la naturaleza o estabilidad de
esos valores es un tema de interés y complejo a la vez. Si tanto el

agua y alimento tienen un pH por encima de esos niveles, perjudicaría
la estabilidad de dichos valores trayendo como consecuencia baja
eficiencia en los mecanismos digestivos y de absorción, y con ello
reducción en los índices productivos. Por eso, una buena calidad del
agua, específicamente un pH adecuado es clave, ya que entre otras
funciones implica una adecuada digestión y mantiene una flora y un
SGI saludable, lo que permite una mejor absorción de los nutrientes.
La salud del pollo y el tipo de nutrientes consumidos afecta el nivel de
pH en el sistema digestivo del pollo (Rahmani et al., 2005).
La capacidad de ligar ácidos (ABC3) de un alimento es definido como
los ml o mmol de secreción de HCl necesarios para reducir el pH a
pH = 3 en el estómago, después del consumo de alimento (Levic et
al., 2005). Es conocido también como la capacidad “buffer” de un
alimento (ABC), que es la cantidad de ácido requerido para reducir el
pH de un alimento a un nivel especial (Rynsburger, 2009). Se utiliza
para describir la resistencia de una dieta a la reducción del pH por
el HCl gástrico (Karvelis, 2014). Diferentes ingredientes y nutrientes
utilizados en la alimentación animal incrementan la ABC del alimento.
Alimentos con una alta ABC causan alta mortalidad, comparado a los
alimentos con baja ABC (Levic et al., 2005).
En este contexto y conociendo que el nivel de pH en las partes
particulares del TGI influye sobre el crecimiento y estabilidad
microbiana, así como afecta la digestibilidad y absorción de
nutrientes, se realizó un estudio preliminar con el objetivo de evaluar
el efecto de la ABC de la dieta sobre el comportamiento productivo,
peso relativo intestinal y órganos, bajo dos sistemas de pH del agua
de bebida, en la fase pre inicial de pollitos de cero a siete días de edad.